PROPIEDADES DE LOS CARACOLES.
Receta: Caracoles con tomate, chorizo y panceta
Caracol es el nombre común de los moluscos gasterópodos provistos de una concha espiral. Hay caracoles marinos (a veces denominados caracolas), dulceacuícolas y terrestres. Se mueven por medio de una serie de contracciones musculares ondulatorias que recorren la cara inferior del pie. Poseen en la boca alrededor de 20000 dientes microscópicos que les sirven para alimentarse con facilidad del moho de las rocas.
Se desplazan con lentitud alternando contracciones y elongaciones de su cuerpo. Producen mucus para autoayudarse en la locomoción reduciendo la fricción y permitiéndoles el desplazamiento por zonas de elevada pendiente debido a la untuosidad del mismo. Esta mucosidad contribuye a su regulación térmica; también reduce el riesgo del caracola ante las heridas y las agresiones externas, principalmente bacterianas y lúngicas, y los ayuda a ahuyentar insectos potencialmente peligrosos como las hormigas.
Cuando se retraen en su concha, segregan un tipo especial de mucosidad para cubrir la entrada que al solidificarse forma una estructura.
En invierno o en estaciones secas, muchas especies terrestres hibernan en su concha sellándose con el opérculo, que les sirve de protección para la hibernación y que se destruye en primavera o cuando el entorno se hace más humedo.
Cuando el caracol crece, también lo hace su concha. Son hermafroditas, producen tanto espermatozoides como óvulos.
Son un alimento con un alto valor nutritivo. Cabe destacar, ante todo, la escasísima cantidad de grasa contenida en su carne.
No obstante, su mayor valor nutritivo reside en la calidad de sus proteínas, las cuales tienen el 98% de los aminoácidos esenciales para el ser humano. El 81-83% de la carne del caracol está formada por agua, y además es rica en sales minerales y vitaminas.
Su consumo es antiquisímo. Las poblaciones primitivas de la Prehistoria se alimentaban ya de moluscos. Posteriormente los griegos fueron grandes consumidores y los romanos fueron expertos criadores y los primeros en desarrollar las técnicas básicas para la cria de caracoles.
En la antiguedad se le atribuyeron al caracol diversas propiedades terapéuticas. Se utilizaba tanto para uso externo como interno.
Su decocción, muy rica en sustancias mucilaginosas, se consideraba óptima como expectorante y se aplicaba a los que padecían tuberculosis.
Considerado como un antidoto excelente contra la indigestión. Se ha evidenciado la fama de los caracoles como afrodisíaco.
Y vamos con la receta.
Caracoles con tomate, chorizo y panceta.
Ingredientes para 6 personas:
2 kg de caracoles.
150 gramos de chorizo.
150 gramos de jamón.
150 gramos de panceta.
1 litro de salsa de tomate sin sal.
3 dientes de ajo.
1 guindilla seca.
1 cebolla.
aceite y sal.
Preparación:
Lavamos los caracoles varias veces en abundante agua fría hasta que suelten toda la baba y el agua salga limpia.
Después en una olla los ponemos cubiertos de agua fría y se cuecen a temperatura media, aumentando la intensidad del fuego progresivamente hasta que los caracoles saquen su cuerpo fuera de la concha. Dejamos cocer 8 minutos a fuego fuerte. Pasado este tiempo se escurren bien y retiramos los que no hayan salido de la concha. El resto los volvemos a poner en la olla con agua y, a fuego moderado, dejamos cocer 1 hora y 30 minutos. Después de cocidos escurrimos bien.
Picamos la cebolla, laminamos los ajos y los rehogamos todo en una cazuela de barro con un poco de aceite.
Cortamos el chorizo, la panceta y el jamón en trozos pequeños y lo añadimos todo a la cazuela junto con la guindilla, cuando el sofrito haya tomado color.
Por último agregamos los caracoles al mismo tiempo que la salsa de tomate y removemos. Lo cocemos todo durante 30 minutos y probamos de sal.
Y listos para comer.
BUEN PROVECHO…